Me adentro en el bosque del silencio
Descalzo el corazón como una cigarra
Desconsolada en medio de la noche
Que golpea con su oleaje mi ventana.
Para soplar melancolía sobre el calendario
Con el viento que pasa caminando de prisa,
Me envuelvo en la nostalgia de esta hojarasca
Que cae en copos desde mi infancia sewellina.
Y salgo a navegar a vela desplegada
por el océano abisal del tiempo detenido,
solamente con mi memoria en mi proa
llorando con mi corazón minero y cobrizo.
Me detengo en cada puerta cerrada y muda
Miro por cada ventana ciega y sin vida.
Camino por pasillos vacíos ya de pasos
De este árbol otoñado recojo hojas caídas.
El viento sube jugando por las quebradas
Busca voces y risas de los que fuimos niños,
Y solamente nuestra melancolía le contesta
“hacemos en nuestros recuerdos rondas contigo”.
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