jueves, 27 de noviembre de 2008

NOSOTROS, HIJOS DE ESTANISLAO


Nosotros, hijos de Estanislao,

al colocar en esta piedra nuestro dolor

se nos rompieron los huesos,

se nos humedeció el corazón,

y se nos hizo un socavón ciego en el pecho,

fuimos entonces ¡ tan tristes!

Y fuimos entonces ¡ tan mineral!

Luego de enterrar nuestros muertos,

seguimos abriendo camino hacia la noche,

rompimos piedras, estrellas, lunas y años

(se nos rompieron los huesos)

Muchos de nosotros aquí fueron quedando,

en el fondo desolado de la mina,

en el universo vertical de los piques,

en el beso agotador de las buitras,

en el disparo que dio su beso de Judas,

en el planchón que cayo con el mundo,

en el metalero y su trueno terrible,

en la galería que no soporto su propio cansancio,

en el drift que dio su más caro metal,

y en el día de un año, al morir el otoño

cubierto de hojas y lunas,

¡355 veces se nos murió el corazón¡

(Estanislao Tapia: es el pirquinero al cual verdaderamente debe atribuirsele el descubrimiento del Mineral El Teniente, cuando arrancó las primeras lunas encendidas de la veta Fortuna)

domingo, 16 de marzo de 2008

CAMINANDO EN EL RECUERDO


Me adentro en el bosque del silencio

Descalzo el corazón como una cigarra

Desconsolada en medio de la noche

Que golpea con su oleaje mi ventana.

Para soplar melancolía sobre el calendario

Con el viento que pasa caminando de prisa,

Me envuelvo en la nostalgia de esta hojarasca

Que cae en copos desde mi infancia sewellina.

Y salgo a navegar a vela desplegada

por el océano abisal del tiempo detenido,

solamente con mi memoria en mi proa

llorando con mi corazón minero y cobrizo.

Me detengo en cada puerta cerrada y muda

Miro por cada ventana ciega y sin vida.

Camino por pasillos vacíos ya de pasos

De este árbol otoñado recojo hojas caídas.

El viento sube jugando por las quebradas

Busca voces y risas de los que fuimos niños,

Y solamente nuestra melancolía le contesta

“hacemos en nuestros recuerdos rondas contigo”.